domingo, 1 de febrero de 2015

Mi Móvil de Última Generación

Cuando voy al Instituto, estoy en casa o en cualquier lugar, no olvido tener mi móvil cerca de mí. Es el medio de comunicación que tengo con mis amigos y con mis padres. Hace dos años les convencí de que me compraran un móvil para avisarles al finalizar mis entrenamientos de baloncesto y que no tuvieran que estar esperándome aburridos en las gradas a que terminara. Y, después de mucho insistir, me compraron uno.

Mi primer móvil fue un “ladrillo” y sólo servía para hablar. De hecho, me daba vergüenza que mis amigas lo vieran porque yo era la única que tenía un móvil para hablar, ellas tenían unos móviles tremendos para conectarse a Internet, Instagram o Whatsapp. El otro día soñé con mi móvil y me desperté asustada.

No recuerdo el principio del sueño, pero recuerdo que tenía mi móvil actual: un Samsung  Galaxy S3 Neo. Me lo regalaron el Día de Reyes como el mejor de los regalos que tuve. Yo ya sabía que me lo iban a regalar, pero me hizo mucha ilusión. En el sueño tenía mi móvil y lo estaba usando como siempre. Acababa de salir del Instituto, donde lo tengo apagado menos en el recreo y acababa de encenderlo cuando recibo un mensaje muy largo de Whatsapp de alguien que no conocía. Me puse a leerlo, mientras andaba, cruzaba calles y me despedía de algunos compañeros de clase. Era tan largo que ya estaba llegando a mi casa cuando llegué al final, donde decía:

“Si has llegado hasta leer esto, el móvil se autodestruirá”.

Y empezaron a caerse las teclas, la carcasa se deshizo y el resto del móvil se hizo humo. Yo me quedé asustada y corrí a casa. Cuando llegué, les dije a mis abuelos:

- Que se ha destruido mi móvil, que se ha hecho humo.

Mis abuelos se rieron y me dijeron:

- Déjate de tonterías y siéntate a comer, que tu madre ha avisado que vuelve tarde de trabajar.
- Abuela que es verdad, que mi madre me va a matar, pero que se ha hecho humo el móvil, que es verdad.

Tenía ganas de llorar. Por primera vez tenía un móvil como el de mis amigas y va y se hace humo por leer un mensaje. Cuando llegó mi madre, venía acompañada de mi padre, quien me regañó por haber perdido el móvil.

Más tarde, tenía que ir a la academia de inglés y al ir a ponerme el abrigo noté que el móvil estaba en el bolsillo. Me sentí mejor pero, como iba con prisa, no abrí el bolsillo y salí corriendo hacia la academia porque llegaba tarde. En el camino, notaba el peso del móvil pero no podía entretenerme. Al final de la clase de inglés cogí mi móvil y al ir a consultar mis mensajes de Whatsapp, vi que mi móvil de última generación se había convertido en un móvil “ladrillo”. ¡Era el primer móvil que había tenido!

Al día siguiente al despertarme estaba con un susto tremendo.

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